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Información general | |
Tipo de documento | Cartilla de orientación pedagógica |
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Titulo del documento | El sentido de la educación inicial |
Autor | Ministerio de Educación Nacional (MEN) |
Publicación | Serie de orientaciones pedagógicas para la educación inicial en el marco de la atención integral |
Unidad patrocinante | Convenio de Asociación 529 de 2013. Alianza Público Privada de Impulso y Sostenibilidad de la Política Pública de Primera Infancia. |
Ciudad y año | Bogotá, 2018 |
Palabras claves | Primera infancia, historia de la educación de la primera infancia, modelo asistencialista, higiene, pedagogía Fröebel, pedagogía Montessori, jardines infantiles, ICBF, desarrollo infantil |
Descripción | |
El documento hace parte de la serie de orientaciones pedagógicas para la educación inicial. Desarrolla una línea técnica compuesta por doce referentes en el marco de la atención integral. Propone que los niños y las niñas deben crecer «en entornos educativos en los que sean reconocidos como sujetos de derecho, seres sociales, singulares y diversos; es también la oportunidad de contribuir, desde las acciones educativas, a la formación de ciudadanos participativos, críticos, autónomos, creativos, sensibles, éticos y comprometidos con el entorno natural y la preservación de nuestro patrimonio social y cultural» (p. 8).
Plantea que la educación inicial debe asumirse como eje estructurante en el marco de la educación integral, y configurarse con elementos como salud, alimentación y nutrición, así como el desarrollo de capacidades y habilidades de los niños y niñas en cuanto a sus comportamientos, relaciones sociales, actitudes, vínculos afectivos, entre otros (p. 11). |
Fuentes | |
Veinte fuentes bibliográficas |
Contenidos | |
Este documento está estructurado en varias partes. En primer lugar, explora la historia de la educación para la primera infancia, que a través del tiempo ha transformado sus concepciones conceptuales sobre la infancia y la adolescencia. La infancia es asumida de manera diferente en cada sociedad y además hay una diversidad de nociones conceptuales que se derivan de las teorías y prácticas que la definen. Por una parte, se cambia la concepción de asistir por la de educar: en un primer momento, se habla de auspicios, asilos y el origen de los jardines infantiles, teniendo los dos primeros el surgimiento en la época de la Colonia; estos eran liderados por comunidades religiosas e integrados por niños y niñas abandonados o que no podían estar al cuidado de sus familias. El enfoque fundamental de estos lugares era asistencial en cuanto a salud, formación de hábitos e higiene, más que educativo o pedagógico. Ya hacia el siglo XX, los primeros jardines infantiles tenían influencia de planteamientos de una educación a medida de la edad de los niños; es decir, promovía planteamientos de la Escuela Activa. Las primeras maestras de preescolar fueron formadas en las principales ciudades del país en la década de los cuarenta. Para esa misma época fueron creadas las primeras leyes e instituciones que buscaban mitigar los altos índices de mendicidad de niños y niñas; sin embargo, fue hasta 1979 cuando se planteó la educación preescolar como el primer nivel educativo al que se le dio vida legal (p. 19).
Un segundo momento es la expansión y desarrollo de la educación preescolar, proceso que tuvo inicio hacia la década de los ochenta, cuando el país adhiere y reconoce la conversión de los Derechos del Niño e implementa la Ley 115 de 1994. Por esta razón, el grado preescolar empieza a ser obligatorio, lo que implicaba que los niños y niñas debían ingresar posteriormente a los colegios oficiales. Las políticas de la década se dirigieron a la protección de las comunidades más vulnerables y a promover mayor cobertura a nivel nacional, generando así planteamientos y lineamientos curriculares del nivel preescolar. El tercer momento es la construcción del concepto de educación inicial, que se genera a partir de las diferentes convenciones internacionales y sus respectivas resoluciones. Es así como se crea un compromiso entre todos los actores educativos y organizaciones para el desarrollo de políticas para la primera infancia que posibiliten implementar la perspectiva de derechos. Entiende la primera infancia entonces «como un proceso educativo orientado a promover el desarrollo de todas las niñas y los niños del país, desde su nacimiento, a través de referentes educativos y pedagógicos apropiados para este momento del desarrollo infantil. Por este camino se distancia de la educación que prepara para la básica primaria y transita por senderos que promueven la articulación entre atención y educación, con el fin de propiciar un desarrollo de la primera infancia en la perspectiva de derechos» (p. 37). El segundo apartado es el marco general de la educación inicial, referido a la denominación actual de «primera infancia» en tanto implica la concepción de los niños y niñas como sujetos de derechos y las particularidades de su desarrollo infantil, que en relación con los maestras y maestros construyen y fortalecen su identidad. También este apartado busca responder a las preguntas: ¿qué es educación inicial?, ¿para qué educar en la primera infancia?, ¿quiénes participan en la educación inicial?, ¿qué procesos otorgan sentido a la educación inicial?, ¿cuáles son los espacios en los que acontece la educación inicial?, ¿qué se enseña y qué se aprende en la educación inicial?, ¿cómo se organiza el trabajo pedagógico en la educación inicial? Las respuestas a estas preguntas pueden sintetizarse en que «La pedagogía ha de orientar una educación para la primera infancia que reconoce como punto de partida los intereses de cada una de las niñas y los niños, se fundamenta en las interacciones afectivas, fomenta escenarios, contextos, actividades y experiencias favorecedores del desarrollo integral y posibilita el goce y disfrute de las actividades rectoras de la primera infancia: juego, exploración del medio, literatura y expresión artística» (p. 58). Asimismo, busca respetar y responder a las necesidad individuales de cada uno de los niños y niñas, a su género, ascendencia cultural, discapacidades físicas y/o cognitivas, condiciones sociales y económicas de la población. En este procesos es de suma importancia la participación de las familias y las maestras, maestros y agentes educativos. Estos {últimos deben buscar en dicho proceso las interacciones significativas y relevantes, ambientes enriquecidos y propicios para el desarrollo infantil donde se generen experiencias pedagógicas intencionadas. |
Elaborado por: | Equipo de Investigación de la Fundación Transformemos |
Revisado por: | |
Fecha de elaboración: |